domingo, 2 de octubre de 2011

Algunas resonancias de este proyecto

“Debemos rendir a Beckett, tanto como a Bacon y a Kafka, el siguiente homenaje: han erigido figuras indomables, indomables por su insistencia, por su presencia, en el mismo instante que representarían lo horrible, la mutilación, la prótesis, la caída o el fracaso. Han dado a la vida un novedoso poder de reír extremadamente directo.” Gilles Deleuze


“Cuando se vive el fin de una civilización (tal como la viven, o creen que la vi­ven, Beckett y Bacon), la última confrontación bru­tal no se produce contra una sociedad, contra un Estado, contra una políti­ca, sino contra la materiali­dad fisiológica del hombre.” Milan Kundera

Creemos firmemente que existe un puente entre el pensamiento del filósofo Gilles Deleuze y la pintura de Francis Bacon con Samuel Beckett, en especial en la obra "Los días felices". Esta conexión es una de las guías que nos condujo durante la puesta en escena y movimiento de la obra. La importancia primera de la presencia del tiempo; la convivencia de fuerzas visibles con aquellas invisibles como la gravedad, la erosión, las temperaturas, los recuerdos y otras como las visiones de vidente de sus personajes; su planteo dramatico.
En esta obra la Puesta ya viene escrita por su genial autor, sin embargo, todo un juego de relaciones de fuerzas en el aquí y ahora de lo que pasa en el escenario, más lo que agrega la escenografía y los demás ingredientes artísticos, permite encontrarnos hoy con una obra que sigue siendo difícil, provocativa, riesgosa, con un humor especial y una crueldad amorosa sin igual, que hacen de ésta todo un desafío.